domingo, 30 de enero de 2011

Va de Redes


La cena del jueves por la noche ya calentó motores entre aquellos que nos tenemos más cerca, más vistos, aquellos a los que puedes preguntar que fue de aquel trabajo o como le va a otro colega, conocidos comunes, como si se tratara de una verdadera comunidad.

El viernes, la jornada se dividía en dos formatos : Por la mañana una sesión con parte del grupo de la Red de Consultoria Artesana y ya por la tarde un plenario con todo el que sintió ganas de acercarse, compartir, aprender, proponer y enredarse..,consultores? artesanos? no sé, pero sí. Como dijo alguien al presentarse, la etiqueta me ha permitido volver a definirme (sin complejos) como consultor.

Coincido con la valoración de Amalio, de Julen y de otros, en el valor de la diversidad que se dio allí. A veces cuando internas definir quien eres, que haces, que consideras correcto o no, caemos en delimitaciones excluyentes. Nos preocupa tanto distinguirnos y diferenciarnos de lo que no nos gusta, que acabamos levantando muros frente a aquellos que sí nos gustarían y que se identificarían con nosotros.

Me emocionó la impactante ronda de presentaciones. En 59” cada cual tenia que sintetizar que hacía, de donde venía y qué esperaba del encuentro. Gentes de finanzas, marketing, tecnología, innovación, gestión, recursos humanos, artistas, profesores... Sectores diversos, desde la gran empresa, las pymes, la administración pública, tercer sector, y cuarto, universidad. Profesionales que operan con una simple licencia fiscal, otros que tienen pequeñas empresas, otros que combinan dedicaciones estables con sus primeras aproximaciones a la consultoría independiente, otros en un proactivo "desempleo". De todo. Desde un encantador chico con traje y corbata hasta un sugerente pintas con sombrerito y unas zapatillas de coloración asimétrica; mujeres, hombres; gente muy joven que empieza y no quiere hacerlo mercadeando con su alma en la economía tradicional junto a perros (y perras pero suena peor :) viejos que buscan formas mas dignas de aprovechar su talento, su experiencia, su tiempo y su libertad…

Un ejercito de hombres y mujeres que prefieren gestionar la incertidumbre a dejarla en manos de otros, que les gusta lo que hacen y quieren hacerlo bien y no solo “por la pasta”, que ven en sus competidores posibles alianzas enriquecedoras, que ven en sus clientes socios de conocimiento, cómplices para cambiar el mundo; que no están dispuestos a trabajar para cualquiera ni a cualquier precio (porque frustra mucho ser más exigente con el resultado que quien te paga); que no quieren alimentar un sistema en el que no creen, que quieren hacer de su profesión algo digno, placentero y sostenible.

Unas 35 personas que posiblemente no representan nada, pero que invitan a pensar en una tendencia liberadora.

No hay empresa que aguante la diversidad que se daba solo entre la gente de aquella sala. Y en cambio los proyectos que necesita esta sociedad del conocimiento requieren cada vez más de enfoques innovadores, diseñados por equipos multidisciplinales, equipos de personas que se nutran, a su vez, de experiencias diversas en distintos entornos, vivencias que difícilmente podremos experimentar intramuros de ninguna organización.

Las redes de profesionales que se autoorganizan para realizar proyectos va a ser una evidencia cada vez más relevante, pero no es fácil: ir por libre tiene sus debilidades frente a modelos consolidados de organización productiva. ¿Cómo mejoramos eficiencias sin caer en la división inhumana del trabajo?, ¿Cómo compartimos conocimiento y prácticas?, ¿Cómo nos organizamos para acometer juntos un proyecto? ¿al margen de los proyectos, cómo estructuramos mecanismos de soporte mútuo y ayuda en la red? (pregunta Julen en el post de Leiva) ¿Ganaríamos algo con la asociación, la agregación, con el desarrollo de una marca común que ayude a explicar que somos una alternativa a proyectos de consultoria donde tradicionalmente operan las grandes marcas? ¿nos interesan esos proyectos? ¿podríamos compartir recursos entre varios ¨nodos¨ para optimizar costes?...etc.

Hay que explorar, hay que aprender de unos y de otros, de cómo vamos resolviendo el día a día en cada taller. El reto esta en crear nuevos modelos. Estructuras que permitan la agregación de nodos independientes sin caer en las trampas de la empresa tradicional, sin las perversiones de la industrialización, sin dejar que el ente común, se sobreponga a los individuos.

A pesar de que la convocatoria era para hablar de dineros, tuvimos intensos debates sobre los modelos de red, su arquitecturas, sus dinámicas, sus prestaciones. Javier LEiva explica bien algunas aproximaciones sobre redes laxas (para relacionarse y compartir conocimiento) y asociaciones más sólidas y temporales para realizar proyectos. Añado que ambos pueden ser vasocomunicantes, un flujo que nos permita mantener lo que caracteriza a uno y otro sistema sin pervertirlo y aprovecharnos de lo mejor de cada uno según convenga.

Por dejar de divagar y aportar información de interés más práctico en torno, ahora sí, a cuestiones económicas, os propongo la siguiente lista de cosas a considerar cuando te lanzas por libre.

1. Para dar el salto, conviene tener un colchón que te permita estar, en caso necesario, unos meses sin facturar y sin aceptar trabajos que no son lo que quieres hacer. Es importante empezar sin prisas y seleccionar (sin chulerías, pero con coherencia) incluso desde el principio, los trabajos que vas a hacer. Si puedes "atar" algo antes, con clientes que ya te conocen o con la organización de la que sales, puede ser una buena forma de reducir angustia al inicio.

2. Al principio basta con una licencia fiscal de autónomos aunque puede llegar un momento que por razones fiscales te interesará una empresa (no hay nada muy creativo al respecto, no hay formas jurídicas para las redes, así que una S.L. es lo más común y sencillo para operar con el sistema)

3. Busca a un buen gestor que no solo te mueva papeles de un lado a otro, si no que se implique en tu proyecto y te asesore en temas fiscales y de evolución económica de tu actividad.

4. Selecciona bien a tus compañeros. No puedes hacer casi nada solo. Seguramente tendrás que echar mano de tu red de colegas. Mantén un sano equilibrio entre el feeling y la idoneidad. A veces hay que trabajar con personas que no nos enamoran pero son complementarias a nosotros; aunque no trabajes con imbéciles, eso siempre da malos resultados, aunque sean genios. Cada uno/a aquí tiene su nivel de tolerancia en un punto distinto, pero el mensaje es que ojo con los extremos.

5. En ocasiones esas conexiones se darán con personas que trabajaran en tus proyectos, otras veces serás tú quien formes parte de un equipo que coordina otro. En ambos casos conviene desmitificar euforias virtuales: Tener buen rollito en la red no significa ser capaces de trabajar juntos. Y no pasa nada, pero pasa.

6. Selecciona también a tus clientes. No todos entenderán el valor que aportas. No todos entenderán o necesitarán los proyectos que puedes y quieres hacer. No todos querrán la calidad que puedes dar. No todos entenderán un carajo.

7. “Enchúfate” a cuantas redes puedas para intercambiar conocimiento y experiencias (redes laxas) pero se muy cuidadoso/a con tu red de producción para realizar proyectos. Esta no se improvisa, requiere tiempo y requiere normas que las primeras no necesitan.

8. Tarifas: no calcules teniendo como referencia tu anterior sueldo o como si trabajaras por cuenta ajena. Como mínimo has de cobrar el doble apuntaba alguien en la sala. Ahora todos tus impuestos y contribuciones sociales las asumes tú, el coste de afiliar tus herramientas de producción lo pagas tú, además hay que considerar el riesgo que implica una actividad discontinua.

9. Busca rentabilidad de escala. Es un mito que cualquier trabajo artesano parte de cero. Reaprovecha todo lo que puedas de trabajos anteriores y rentabiliza el esfuerzo realizado previamente.

10.Céntrate en aquello haces bien y de forma eficiente y busca a colegas que hagan el resto del trabajo en el que son especialistas y les encanta. Esto reducirá el coste de los proyectos y aumentara tu satisfacción porque podrás dedicarte a lo que realmente te gusta.

11.La tecnología es un gran aliado de los freelancers y las redes. Hoy en día es posible trabajar con personas que están lejos físicamente (así que piensa en global), creando espacios virtuales de trabajo en los que involucrar también al cliente. Hablamos de wikis, pero puede ser necesario enriquecerlas con gestores de actividad, calendarios, gestores documentales o foros de debate más amigables que los que traen la mayoria de wikis.


Esto se alarga y la conversación seguirá. Me queda agradecer y admirar el montaje de Julen y Asier, la complicidad y la mente brillante de Ricardo , la hospitalidad de Naiara, y David, y la compañía de Amalio, Bartolomé, Jose Miguel ,Javier y de todos los que vineron al taller abierto. Un abrazo y hasta pronto


sábado, 8 de enero de 2011

Todo por la Pasta

Podría parecer que la artesanía y las finanzas de dan de tortas, pero lo cierto y obvio es que no. Muchos profesionales de la consultoria hemos decidido alejarnos de la gran industria, no sólo porque vivimos, creamos, producimos , aprendemos y nos relacionamos mejor a “escala humana”, si no porque pensamos que desde los modelos de red podemos dar mejor servicio a nuestros clientes. Clientes, que pagan por nuestras horas, conocimientos, experiencia y por cosas diversas que no siempre es fácil catalogar y cuantificar.

De estas cosas hablaremos en el próximo taller de la Red de Consultoria Artesana convocado por Julen y Asier con la complicida de Eutokia , "Todo por la Pasta". Las jornadas (con un taller abierto para quien quiera asistir) tendrán lugar en Bilbao el 28 y 29 de este mes de enero.

Para calentar motores, aquí os dejo algunos apuntes, antes de correr a preparar la maleta para el inicio de unos días de vacaciones.


Horas vs. Ideas

Cuando de lo que se trata es de la producción de tangibles, la medida a evaluar son las unidades manufacturadas; cuando hablamos de servicios, empieza a aumentar la complejidad y la convención sobre los precios gira en torno a las horas dedicadas a proveer ese servicio; pero si nos dedicamos a servicios de conocimiento, el valor se mide con más dificultad, así como los costes de proceso de “producción”. ¿qué vale una idea? (desde la más simple a la conceptualización más compleja), qué vale un buen consejo cuya ejecución ha consumido 5 minutos?, que vale la cantidad y calidad de las relaciones que soy capaz de gestionar en beneficio de un proyecto? …


Hoy mismo en el Blog de Manuel Gross leía un artículo de Ricardo Lopez Rodríguez, dónde apuntaba un buena reflexión sobre el tiempo y las ideas:


El recurso abundante son las NEURONAS..la capacidad de crear, de hallar soluciones innovadoras, de idear, fantasear, soñar, imaginar. El otro recurso tan precioso y especial es el TIEMPO….

Trabajamos por el número de horas, no por la tarea. Tenemos fechas, horarios y plazos en nuestro compromiso de trabajo, pero si no tenemos ideas originales, no inventamos ningún método extraordinario ni encontramos soluciones nunca antes pensadas, no hay ningún problema”.


La consultoria, o cualquier actividad centrada en la gestión del conocimiento, debe deshacerse de la tiranía del tiempo a la hora de valorar económicamente su valor aportado.



Modelos de costes

Otro tema del que me gustaría hablar en las jornadas de enero es la confección del modelo de costes de los proyectos. Sobre todo cuando estos son realizados por estructuras flexibles, como es el caso de la asociación de profesionales libres o pequeñas empresas para participar en un proyecto al que contribuyen de manera parcial según su ámbito de conocimiento y disponibilidad. En mi experiencia nos lo solemos montar así:


Mientras estamos en fase de preventa, todo el mundo va a riesgo. Corresponde al momento de la conceptualización del proyecto y las personas que invierten esfuerzos y conocimiento en estas tareas, lo hacen sin una retribución económica garantizada.

Esto ocurrirá si el proyecto, finalmente se contrata. En ese caso, cada nodo de la red ha calculado sus costes y ha aplicado su margen de beneficio (según su criterio y métodos de cálculo). No hay (en el caso en que yo dirigo la partida) comisiones sobre el trabajo de nadie.

Cada uno calcula lo que vale su contribución y la suma de todo es lo que conforma la valoración total del proyecto.


Debido a la baja capacidad financiera de estas estructuras pequeñas, los nodos cobran cuando el cliente paga, y éste suele hacerlo de forma centralizada en la persona que dirige el proyecto o mantiene el vínculo comercial.


Economía alternativa

Uno de los puntos anunciados en el programa de las jornadas de Enero es el llamado “Economía alternativa”: Proyectos facturables y proyectos no facturables. ¿Tiene sentido no facturar?, trueque, compartir recursos, economía del cariño.


No sé si se trata de cariño, pero si de cooperación entre iguales para ser más fuertes ante “el mercado”. Me explico: Las grandes compañías, tienen departamentos de márqueting, de RRHH, de estrategia corporativa, de desarrollo de negocio…la lista es infinita, lo sabéis. Pero más allá de la a veces discutible eficacia de estos “proveedores internos”, lo que está claro es que su coste queda repercutido por un buen número de agentes productores que ingresan dineros a una escala que permite el mantenimiento de estos “overheads”.


Nosotros, los “free agents” no podemos permitirnos estos servicios, y a veces necesitamos tirar de especialistas, no para participar en un proyecto para un cliente, si no para nuestro propio autoconsumo: La construcción de una página web, el soporte en la definición de un plan de actividad, asesoria laborar-fiscal, correcciones de textos o enfoques, traducciones, elaboración de material audiovisual…etc. Lo que sea.


Creo que en este caso, el dinero es el elemento al que recurrir por descarte. Sólo para equilibrar desigualdades no subsanables de otro modo en el intercambio y soporte mútuo. Entre los talleres, entre los nodos de una red de profesionales, entre pequeñas empresas, deberíamos poder practicar el trueque. “Yo te programo una web y a cambio tú me corriges un libro”. “Yo te monto un video y tú me traduces unos textos”. …


Cuando no hay un cliente final que contrate una producción, cualquier esfuerzo encaminado a “afilar nuestras herramientas” podría ser asumido por una red bien articulada.



Recursos comunes

Y uno de los elementos de esta gestión de costes propios, podría ser la compatricion de recursos.

Por un lado, pagamos bienes y servicios sin poder aplicar economías de escala, como por ejemplo los gestores, y por otro lado, resulta difícil contratar personal de soporte porque entre uno sólo de nosotros, no siempre es viable mantener un nivel de ingresos y actividad que garantice la estabilidad de un tercero, pero entre dos o tres o "n", se pueden establecer acuerdos para repartir costes tanto de personal como de materiales y espacios. Otra cosa será cómo hacer encajar estas "aberraciones" en el encorsetado modelo laboral, legal, administrativo y fiscal, que nos ampara, pero esto es harina de otro costal.


Si te interesa el tema ves siguiéndonos por aquí.


Me va a costar una pasta desconectar, así que no hagáis mucho ruido :)